Casarse es un mar de hermosas y fuertes emociones. Y, sin duda, la luna de miel es una de ellas. Y, en mi caso, ¡Vaya que tuve fuertes emociones, un despido y 4 grandes aprendizajes del desempleo!
Quizá, mi decisión de organizar un viaje sorpresa y lleno de misterio para mi esposa, fue el augurio para todo lo que vino después. Ella no sabía a dónde iríamos de luna de miel. Yo quise que fuese una sorpresa y, para que pudiese empacar lo necesario, le mostré unas pocos fotos de espacios (nada conocidos) de cada ciudad que visitaríamos y le conté el clima que tendríamos en cada lugar.
Una boda y mucha incertidumbre
2 meses antes de tomar el avión, mientras organizábamos nuestro matrimonio y elegíamos las flores, el sabor de la torta, el color de las servilletas y la canción para nuestro primer baile de casados, en la empresa donde trabajaba también andábamos ocupados y a la expectativa, porque pocos meses atrás, la compañía había sido adquirida por una multinacional y ya sabes cómo son estos procesos, ¿cierto?
Recuerdo que, al poco tiempo de haber empezado el proceso de reorganización, una auditoría dio como resultado que no éramos rentables. El Presidente de la empresa reunió a todo el equipo y nos dio la noticia junto con una advertencia: “En los próximos meses realizaremos el despido de las personas que ocupen cargos que no resulten estratégicos para la nueva forma de operar de la compañía”, nos dijo. Mientras cada uno de los oyentes intentábamos recordar en qué carpeta de la computadora habíamos guardado el CV y rezábamos por no cruzar la puerta del desempleo.
Desde ese momento, los empleados que habíamos sido absorbidos por la multinacional, nos dedicamos a hacer dos cosas:
1. Buscar trabajo.
2. Intentar justificar porqué, nuestro cargo y nosotros, éramos importantes para la empresa.
Mientras seguía haciendo mis tareas de forma eficiente y organizaba mi matrimonio, empecé con la búsqueda de una nueva oportunidad laboral. En pocos días, ya estaba dentro de 2 procesos de selección que avanzaban bien y, además, logré entrevistarme con el Vicepresidente de la compañía para mostrarle los resultados que había conseguido y los planes que tenía desde mi cargo.
Recuerdo que, durante ese tiempo, todo era un mar de incertidumbre y todos los días esperábamos que nos llamaran para darnos la noticia del despido. Pero yo procuraba mantenerme enfocado, porque trabajar, buscar trabajo y organizar un matrimonio no es cosa fácil.
Un viaje, 4 países y un despido
Llegó el día de mi boda y aún no nos habían dicho nada. Salí 3 semanas de vacaciones y me fui de luna de miel sin saber si tendría empleo al volver, o si me convertiría en un felizmente casado y repentinamente desempleado más en la lista de Bogotá.
Y así es como empezamos nuestro primer viaje de casados: mi esposa sin saber a dónde iba y yo sin saber lo que me esperaba. El itinerario que organicé nos llevaría por 4 países que ninguno de nosotros conocía y decidí invertir casi todos mis ahorros para disfrutar juntos de los paisajes de Chile, el vino de Argentina; la felicidad de Brasil y los asados de Uruguay. Mientras pasábamos tiempo en grandes ciudades, selvas tropicales y playas de ensueño.
La luna de miel venía de maravilla hasta que un viernes, mientras mis esposa y yo nos alistábamos para ir a ver un show de tango en Buenos Aires, recibí un correo de mi jefe: “Hola, Guillermo, discúlpame por interrumpir tus vacaciones, pero es urgente que hablemos”. Su correo era breve, pero suficiente para intuir que mi puesto había resultado no ser estratégico para la nueva forma de operar de la compañía.
Mi esposa, quien estaba a mi lado cuando llamé a mi jefe, tendió sobre la cama el vestido negro que usaría esa noche y se quedó con el estuche de maquillaje en la mano mientras escuchaba, atenta y nerviosa, la conversación. Al terminar la llamada y confirmarle la noticia, me sugirió cancelar el viaje y regresarnos a casa. Y, aunque las emociones que aparecen cuando nos quedamos sin trabajo me hicieron dudar un minuto, le dije que NO era necesario, porque empleos hay muchos, pero lunas de miel, no.
Continuamos con nuestro viaje y, al día siguiente, de Buenos Aires partimos a Punta del Este. Recuerdo que, a pesar de la situación, yo me sentía tranquilo. Sabía que un nuevo puesto esperaba por mí y que la vida me estaba dando la oportunidad de empezar dos etapas nuevas al mismo tiempo: mi vida de casado y un trabajo diferente.
Un giro inesperado, nuestro primer “problema” y confiar en el destino
Unos días después del despido, mi jefe me volvió a escribir. Esta vez me sorprendió su mensaje, porque había asumido que no había nada más que decir. Lo llamé de inmediato. “Guille, se abrió una vacante en el área de Servicio al Cliente y quiero saber si deseas tomarla. Las condiciones salariales son las mismas a las que tenías. ¿Te animas?, – me dijo y se quedó en silencio esperando mi respuesta. Muchos pensamientos pasaron por mi mente en ese momento, desde el orgullo que me decía: “Esto no es una puerta giratoria, si ya te despidieron, pues ellos se lo pierden” y el de nobleza que decía: “¡Qué bueno que reconozcan que puedes seguir aportando!”
Y adivina qué decidí…
Pues, rápidamente volví a decir “Sí, acepto”, aunque esta vez no era al amor de mi vida, sino a mi nuevo puesto laboral. Y quedé muy gradecido con mi jefe por pensar en mí y con el destino por esta nueva oportunidad.
Esa noche teníamos planeado celebrar nuestra primera semana de casados, pero a la celebración le sumamos el haber durado, únicamente, 3 días desempleado. Y, ¿sabes qué? Lo mejor de esa primera e intensa semana de casados, fue que nos vimos en una situación compleja y llena de interrogantes, pero nunca dejamos de tener certezas. Y la certeza más importante fue que, aunque recién empezábamos nuestro camino juntos, éramos incondicionales.
Otras certezas sobre el despido y aprendizajes laborales, te las cuento aquí abajo, porque estoy seguro de que te van a ser de ayuda en algún momento incierto.

1. El trabajo es prestado
Hoy estás, mañana ¿Quién sabe? Por eso, siempre es bueno estar preparado y tener diferentes fuentes de ingresos. Y, además, no dejes de prepararte. Mantenernos actualizados es la única forma de seguir creciendo como profesionales. ¡Muévete! ¡Sal de tu zona de confort!
2. El trabajo NO es lo más importante
Muchísimas veces estarás en situaciones donde debes elegir entre actividades de tu vida personal y el trabajo. Prioriza sin miedos. Recuerda el punto uno: el trabajo es prestado. En cambio tu familia, tus amigos o tu salud son para siempre. ¿Tú qué hubieses hecho en mi lugar? ¿Cancelabas el viaje y volvías a Colombia o continuabas feliz tu luna de miel?
3. No decidas con las emociones
Todo lo que nos pasa nos genera diferentes emociones: angustia, felicidad, miedo, seguridad, etc. Pero nunca tomes decisiones influenciado por estas emociones. Para. Respira. Analiza. En la pausa encontrarás respuestas.
4.Confía y agradece
Como seres humanos, queremos tener el control de todo lo que nos sucede. Pero el control es solo una ilusión. Aprendamos a confiar en nosotros y en el destino. Cuando una etapa acaba, en realidad es otra etapa comenzando. Soltemos la necesidad de control y agradezcamos la incertidumbre de los cambios, porque es ahí donde están los aprendizajes. También seamos agradecidos con las personas que confían en nosotros.
He disfrutado recordando mi luna de miel y todas las anécdotas que viví al lado de mi esposa durante nuestro viaje y los 3 días que quedé desempleado. Decidí compartir contigo esta experiencia porque sé que tú, así como yo, conocer la sensación de estar desempleado o ser despedido, y quiero que recuerdes, siempre, que no es el fin del mundo, por el contrario, es el comienzo de uno nuevo.
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